20 de diciembre de 2009

Futbol y Mística: Toco 1 - Liverpool 0

Hace ya realmente mucho tiempo que la palabra mística se ha metido en el lenguaje futbolístico actual. Quizás tiene que ver con los valores de nuestra verdadera historia futbolera, que fue reemplazado en la década infame Menemista por los partidos televisados, los jugadores más preocupados por su fortuna, por tener el auto de moda que por defender los colores que son, al fin y al cabo, los que dan honor sin recibir nada a cambio.

Lejos del frío mundo del fútbol profesional, momentos como los que nos regaló Toco hoy, nos permiten saber que, para los que amamos con pasión este fútbol, nada está perdido. Toco salió a jugar el partido con las limitaciones de siempre, con los errores habituales, pero con la actitud de jugar el partido con el corazón en la mano, dejando todo en cada pelota, y cuando cada uno de los jugadores que forman un equipo juegan con el alma, automáticamente cualquier equipo puede hacerse invensible.

Desde la charla técnica de Junior se sabía que el partido iba a ser muy luchado. Las palabras "esfuerzo" y "sacrificio" fue la que más se repitió en la arenga del joven entrenador. Así, cada uno de los jugadores dio su granito de arena, jugando en puestos en donde no estaba acostumbrando a jugar (Angel, Pachu, despues Berty), otros dieron la cara a pesar de una noche dura producto de la música electrónica y sus mieles (Gordo, Pachu), y otros se animaron a resignar su condición de ídolos ancestrales de este querido equipo para aportar la calidad de siempre (Diego y Muro).

El equipo salió a jugar la primera etapa decidido de sus posibilidades de ganar el partido. Bien plantado, con la línea de fondo bien parada (solamente Seba se intentaba sumar, con mucho criterio a la zona de volantes), un mediocampo también ubicado bien cerca a la zona defensiva y 3 jugadores netamente de ataque: Abuelo unos metros más atras que Kiko y Diego, encargados no sólo de generar peligro sino también de presionar para ensuciar la defensa contraria. Durante ese primer tiempo, Toco mostró pasajes de juego interesantes, poniendo la pelota al piso y jugando con presición, aunque sin mucha profundidad. Cuando una lesión dejó afuera a Seba, Berty tuvo que pasar de lateral izquierdo y con el ingreso del Cobany, el equipo tardó en acomodarse en la cancha. Los dalanteros quedaban muy lejos del resto del equipo, no siendo efectiva la presión que intentaban hacer sobre la última línea del equipo contrario.

Al no poder hacer la diferencia en el primer tiempo, la segunda mitad se mostraba más díficil para Toco. Con el fuerte viento de CITEFA a favor, Liverpool pudo acomodar sus líneas en el campo de un Toco que no podía salir de su propio terreno. Era el momento de Liverpool para poder llevarse el partido, pero, sobre todo a partir de los 15 minutos del segundo tiempo, creo que se vio lo mejor de Toco de todo el año 2009. Por la manera en la cual el equipo pudo recomponerse ante un partido que comenzaba a pintar oscuro y, fundamentalmente, por el sacrificio de cada uno de los jugadores para asumir el reto de conseguir la victoria. Así se agigantó la figura de un Muro que mostró la solidez defensiva de antaño, utilizando no sólo su brutalidad física para el choque (también conocido como Carromato) sino la inteligencia para anticipar y anular al 9 rival, única referencia de ataque.

Cuando Toco se sintió seguro en defensa, entendió el partido a la perfección. Lucha, roce, intensidad, temple, mística con el unico propósito de no perder el orden y aprovechar el oportunismo de Diego en alguna contra para poder ganar el partido. Ahí crecieron las figuras de Angel y Berty como laterales (jugando como si lo hubiesen hecho toda la vida en esa posición), Guille comenzó a mandar en la mitad de la cancha con Pachu y Cobany que entendieron muy bien la idea de ayudar en la marca y soltarse en el ataque y el tridente de arriba (Abuelo, Diego y Kiko) se empezaron a asociar de mejor manera. Todos los jugadores del equipo tuvieron un muy buen segundo tiempo, cada uno en el rol y en la posición que le tocaba cumplir.

Por eso, solamente había que esperar el momento para ganar el partido. Lo tuvo Diego por primera vez, pero no pudo capitalizar un buen centro y desborde del abuelo. Pero la segunda fue en este caso la vencida: salida rápida de Cobany por derecha, toque a Kiko, descargándo para Guille quién acertó con un buen pase entre líneas a la entrada de Diego que rompió a la defensa rival por el medio y con un tiro cruzado marcó el 1-0 desatando la algarabía de todos los presentes. Golazo, por la concepción y la definción de la jugada.

Con la ventaja en el bolsillo, Toco comenzó a jugar con la desesperación del rival, tal como pedía el partido. Volvió a hacerse presente el sacrificio para jugar cada pelota como si fuese la última, siempre con vehemencia pero nunca con mala leche. Era realmente muy díficil pensar en un empate de Liverpool si teníamos en cuenta la forma en la cual Toco defendió la ventaja: desde nuestro hombre más adelantado (el incansable Kiko) hasta el Gordo, todos teníamos la misión de dejar nuestra valla en cero. Y cuando además de mística, hay convicción, en el fútbol es muy díficil no obtener objetivos.

El partido fue finalizando al compás de la despejada tarde de domingo. Toco volvía a la victoria despues del traspié de la semana pasada, dejando una muy buena imagen sobre todo en el segundo tiempo. Sus fieles seguidores apoyaron en todo momento a sus jugadores no sólo por la victoria conseguida (ante un rival con los cuales nos unen una histórica rivalidad) sino, principalmente, por la manera por la cual se consiguió: con temple, con actitud, con ganas y con la inteligencia neesaria para pegar en el momento justo. Se lo merece Toco, se lo merecen los jugadores y los hinchas, que festejaron la victoria copando una estación de servicio. Bien a lo grande, bien a lo Toco.

PUNTAJES

Gordo. 6. La vuelta despues de su lesión de este ya legendario golero del fútbol amateur. Fue pocas veces exigido, pero respondió siempre con la sobriedad y la seguridad que le dan todos los años en este oficio de ser arquero. Lo ayudó mucho la tarea de la defensa. "Estoy muy orgulloso de la tarea de mis defensores" declaró en rueda de prensa, como aquel capataz que se siente pleno del trabajo de sus empleados.

Angel 7. Volvió al puesto que lo vio nacer, volvió al lateral derecho. Y lo hizo con una actuación contudente: muy seguro en la marca, siempre bien parado, fue pocas veces desbordado y contagió con algunas trepadas tanto prolijas como criteriosas.

Leo. 7. Sus laderos de la defensa tuvieron un gran partido, por lo cual no tuvo que cruzar desesperadamente a los costados como lo hace habitualmente. Esto le permitió dar muestras de su clase en los minutos finales, cuando para asegurar la victoria, ofreció esos cruces llenos de categoría, que sólo el sabe hacer.

Muro. 8. La vuelta del carromato había sido promocionada por los grandes periódicos mundiales. Numerosos periodistas nacionales y del extranjero llegaron a Bueno Aires para ver su vuelta a las canchas, y el Muro mostró al mundo de su eterna vigencia. Fue el líder espiritual del equipo, marcando, aplicando la vehemencia y la violencia propia de su juego fuerte. No lo pasaron nunca, y cuando lo pasaron, no tuvo ningún reparo de aplicar la ley marcial del defensor: "pasará la pelota o el jugador, pero nunca los dos juntos".

Seba. -. Arrancó como lateral izquierdo muy bien parado, atinado en la marca y criterioso en la proyección. Se mostró como salida dándole siempre la pelota al compañero mejor ubicado. Una lesión en su gemelo hizo que su partido haya sido corto, pero aportó mucho en los minutos que estuvo en cancha.

Pachu. 7. Se sacrificó al jugar como volante, pero aportó mucho desde su posición. A la hora de recuperar pelotas y a la hora de darle un destino claro al balón. En un equipo de naturaleza lenta, su dinámica le da mucho oxigeno al equipo. Su esfuerzo fue innegable y retribuido con el aliento de los hinchas.

Guille. 7. Tuvo ráfagas de su mejor versión. Siempre bien ubicado, criterioso para distribuir la pelota, inteligente para relevar a sus compañeros, aportó mucho en la faz defensiva. Completó su actuación con una asistencia deliciosa a Diego en el gol de la victoria.

Berty. 7. Otro que se tuvo que sacrificar ante la lesión de Seba, jugando como marcador de punta izquierdo. Entendió lo que le pedía el partido: ubicación, concentración para marcar y simpleza para jugar la pelota al compañero mejor ubicado. Su despliegue fue emocionante, disputando cada pelota como si fuese la última.

Abuelo. 7. Su posición como enganche fue estratégica para ayudar a la recuperación de la pelota en el campo rival. Recuperó muchas pelotas presionando al mediocampista central del equipo rival, y cuando tuvo la pelota en los pies tuvo la inteligencia para jugarla con criterio. Su punto máximo fue el desborde por punta derecha y un centro medido que Diego no pudo cambiar por gol.

Kiko. 7. Si tenemos que hacer mención a la entrega y la dedicación por el equipo, el caso de Santi es el más evidente. Si bien la misión de un centrodelantero es hacer goles, no podemos negar que su constante trabajo de desgaste a los defensores contrarios es muy importante. Además, está muy fino para recibir de espaldas, aguantar la marca y jugar con los compañeros que vienen de frente a brindarle soporte. Solamente le faltó el gol, pero fue sin dudas de lo mejor del equipo.

Diego. 7. Como en el truco, Toco tiene que agradecer por poder contar con el ancho de espadas en cada uno de los partidos en donde viene y se pone a su tan amada casaca rojinegra. Tenerlo a él es tener a un jugador que en cualquier momento puede desinivelar y el equipo entendió el mensaje de lo que se necesitaba para poder ganar el partido: orden, disciplina y Diego. Todo el esfuerzo de sus compañeros tuvo final feliz gracias a su corrida y su definición cruzada. Un sólo jugador no gana partidos, pero un jugador como él puede definirlo en cualquier momento.

Cobany. 8. Y si hablamos de héroes y leyenda, no podemos olvidarnos de esta gloria con apodo y actitudes de uniformado policial. Venía de una lesión en sus meniscos y de una rehabilitación que era una incóginita. Que se lo veía más en el frigorífico que en el gimnasio, que había dejado el fútbol para ser el parrillero oficial del equipo, que estaba literalmente acabado. Pero, como el fútbol siempre da revanchas, el Cobany tuvo la oportunidad de volver a mostrar toda la capacidad que lo llegó a catapultar como el "credito de Senillosa y Vernet". Su primer tiempo fue apenas discreto, ingresando en juego en ocasiones contadas, pero en la segunda etapa dio un verdadera exhibición futbolística. De sus trepadas se produjeron las situaciones más claras del equipo y los rivales solamente pudieron frenarlo apelando al juego brusco. Su despedida fue emocionante, con su gente pidiendolo para la selección argentina y el retribuyendo a estos saludos con lágrimas en los ojos.

Matute. 7. En los 25 minutos que jugó hizo todo bien. Pidió la pelota, la perdió en un par de ocasiones y despues aportó mucho desde el carisma. Fue clave para comunicarles a sus comapñeros cuánto era lo que faltaba para la finalización del cotejo. Sus intermitencias lo hacen un jugador único en su especie.

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